Ahora que arranca una nueva campaña de abonados del Obradoiro es buen momento para recordar la forma en que nuestro club buscaba socios en los años 80. Fácilmente podréis comprobar cómo han cambiado las cosas en todo: en el número, en la forma, en el mensaje y también en la moneda con la que se pagaba el carnet para acudir toda la temporada al viejo pabellón de Sar.
Verano de 1985. El Feiraco Obradoiro acababa de ascender a la Primera B (la actual LEB) y el club presidido por Carlos Calvo se puso las pilas para tratar de incrementar el número de abonados. El objetivo de la directiva estaba claro y así se plasma en el anuncio que se insertó durante varias semanas en la prensa local: Buscamos 1.000 socios. Una cifra que ahora puede parecer escasa, pero que no lo era a mediados de los ochenta, cuando el basket español estaba empezando a despegar tras la reciente creación de la ACB (1983) y la plata olímpica conseguida por España en Los Ángeles 1984.
En ese contexto, el Feiraco -nombre con el que pasó a competir el club durante esos años- trató de captar a la ciudadanía compostelana y de la comarca para que retornase al viejo Sar. Y lo hizo directamente, sin rodeos. Fijaos en el inicio del anuncio: ¿QUÉ PASA CONTIGO? O dicho de otra forma: ¿Cómo es posible que estemos haciendo un equipo muy majete y no te hayas sacado el abono?
Por si no estaba claro, en el anuncio también se aprovechaba para destacar las bondades del basket, resumidas en una sola idea: un deporte que es espectacular, atractivo y apasionante. ¡Así es el baloncesto!
En la publicidad también se incluyó la relación de precios para el abono: 5.000 pesetas (30 euros al cambio) en el abono senior, 3.000 pesetas para el cadete y gratis para los infantiles. Hay que tener en cuenta que esa temporada 1985-86 se jugaron 14 partidos en el viejo Sar y que hubo algún partido de pago, los conocidos como días del club o jornadas económicas.
Pero más allá del precio, es justo reconocer que en la temporada 1985-86 el Feiraco Obradoiro hizo una gran temporada y se quedó a las puertas de pelear por el ascenso a la ACB. El juego fue muy vistoso y el equipo entrenado por Pepe Casal cumplió por encima de lo esperado. Ahí estaban Lete y Aldrey, Mario Iglesias, Augusto de la Concepción, Rodolfo Fernández, Pío Furelos, Edu Echarri, Juane, Alberto Abalde, Calvelo y el inolvidable Bill Collins.
Verano de 1988. De nuevo, una campaña de abonados con el objetivo de movilizar a la afición santiaguesa tras un verano muy convulso. El Obradoiro acababa de descender a Segunda División tras perder en Andorra en el playout de Primera B. Y, ante la ausencia de presidente, una gestora dirigía el club porque nadie se quería hacer cargo de él. El riesgo de desaparición era muy grande.
Sin embargo, en ese mes de agosto de 1988 todo cambió para el Obradoiro. En la presidencia aterrizó el conocido empresario palestino Ghaleb Jaber, propietario del Hotel Araguaney, lo que se tradujo en estabilidad (y capacidad económica) para el club. Y nada más llegar a la presidencia, Ghaleb puso en marcha una campaña para captar abonados e incrementar la masa social.
Llama la atención que hace 30 años ya existían las «facilidades para el pago de las cuotas» y los distintos tipos de carnets en función de la edad y el núcleo familiar. El lugar para hacerse socio era precisamente el establecimiento hotelero situado en la esquina de Xeneral Pardiñas con Montero Ríos. Más en concreto, en las galerías de esta última calle.
Pero lo que más me impacta del anuncio es su línea argumental. A falta de miudiños y de connections, los ideólogos de la campaña optaron por un impactante y directo «EL OBRADOIRO CAB ¡RESURGE!». La elección me parece muy acertada teniendo en cuenta lo que sucedió aquel verano.Y los hechos han demostrado que la campaña surtió efecto, porque (una vez más) el Obradoiro protagonizó una resurrección institucional. En la siguiente temporada se quedó a una ronda de la ACB.
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