Un litigio judicial de casi dos décadas fue el que permitió al Obradoiro acceder a la ACB y, de paso, trajo a Santiago esta competición en octubre de 2009. Desde entonces y hasta la fecha el Obra ha disputado en nuestra ciudad más de un centenar de partidos de esta competición, que como ya sabéis arrancó en 1983 dando continuidad a la antigua Primera División. Lo que resulta menos conocido es que el primer partido ACB que se jugó en Santiago no fue aquel inolvidable Obra-Barça. No. La ACB la trajo a Compostela… ¡el Breogán!
La razón de que el Breo tuviese que jugar como local en Santiago tiene que ver con aquel famoso partido contra el Oximesa de Granada jugado en Lugo el día de San Valentín de 1987. Para los que no conozcáis la historia, hay cierta unanimidad en que el equipo lucense fue víctima de un garrafal error arbitral que terminó con la victoria del Oximesa por un solo punto (86-87). Aquí podéis leer algo más de aquel partido. Resumiendo: invasión de pista, intento de agresión a los colegiados… escándalo monumental. Y el Comité de Competición de la FEB decidió castigar al Breogán con tres partidos lejos de su Pabellón Municipal. Un Breogán que a esas alturas de la temporada se jugaba nada menos que el descenso de categoría.
El primer partido de aquel exilio breoganista se jugó en Ferrol contra el equipo barcelonés del Gin MG. Fue el 28 de febrero y terminó con victoria lucense (80-73). Era la penúltima jornada de liga. Pero el Breo perdió en la última jornada contra el Fórum en Valladolid y tuvo que disputar un playout por la permanencia de nuevo contra el Gin MG. Eliminatoria al mejor de cinco encuentros, con factor cancha para los lucenses. Ahí es donde entró en juego Santiago.

En la tarde del 12 de marzo de 1987 se jugó el primer partido ACB en la historia del basket santiagués, siempre teniendo en cuenta que la ACB nació en 1983 y por ello no incluimos la temporada 82-83, en la que el Obradoiro militó en la Primera División. El partido fue en el pabellón de Santa Isabel y con los rivales antes mencionados: el Breogán y el Español-Gin MG. La cancha estaba a rebosar porque se habían desplazado cientos de aficionados lucenses en autobuses y coches particulares. ¡Y eso que el partido se disputó un jueves laborable! La afición del Breo respondía pese a los problemas que atravesaba en ese momento el club, que a principios de esa misma semana se había cargado al entrenador (Ángel Serrano). Su sustituto iba a ser Juan Prada.
Las crónicas hablan de 3.500 personas en Santa Isabel. Quizás no se llegase a esa cifra teniendo en cuenta que el aforo oficial del pabellón (el número de asientos) ronda los 1.500. Pero no es menos cierto que se habilitó el fondo con gradas supletorias, se instalaron sillas en el parqué y había gente en las escaleras y en casi todas partes. Una auténtica olla a presión que se fue calentando a medida que avanzaba el partido. Lo comprobaréis más adelante.
Las plantillas ACB de la segunda parte de los 80 estaban conformadas casi al 100% por una pareja de americanos (de la que a menudo dependía el éxito del equipo) y una legión de jugadores nacionales. Había equipos que, a mayores, contaban con algún jugador nacionalizado que no ocupaba plaza de extranjero, como por ejemplo Chechu Biriukov o Chicho Sibilio. No era el caso del Breogán ni del Gin MG: dos extranjeros y el resto, españoles.
En el equipo lucense la pareja de americanos la conformaban Art Housey y Rudy Woods. Y aquí estaba uno de los problemas del Breogán en aquella temporada, porque no era la misma pareja que había comenzado. El Breo inició aquella ACB 1986-87 con el hipermusculado Housey, un interior que procedía del Joventut y con cierto caché. Incluso había hecho un anuncio del Cola-Cao y eso, lógicamente, había incrementado su popularidad.

Pero la pareja de Housey al comenzar la temporada era un nombre que os sonará familiar, Victor Anger, con pasado ACB (Granollers) y que tres años después dio un rendimiento excepcional formando parte de aquel Obradoiro que se quedó a las puertas de la ACB por el lío de los pasaportes con el Júver. La cuestión es que el dúo interior lucense Housey-Anger no funcionaba y el Breogán optó por cortar a Anger en diciembre y traer a un cinco puro, Rudy Woods, mucho más corpulento.
Junto a ellos, formaban parte de aquel Breo el base Manuel Bosch (no confundir con el Manel Bosch que jugó en el Barça, y que curiosamente estaba en el equipo rival), Nino Morales, Manel Sánchez, Tito Díaz, Suso Fernández, Sacedo y Garrido. Enfrente, un Gin MG Sarriá liderado por su pareja de interiores americanos: el espectacular Willie Jones y el malogrado Mike Phillips, que como bien sabéis le dio bastantes pesadillas al Obradoiro unos años más tarde en el famoso playoff contra el Juver Murcia. Phillips venía de ser el máximo anotador de la ACB, casi nada. Y a ellos se unían Manel Bosch, un Santi Abad que empezaba a despuntar (en ese momento sólo tenía 17 años), Herminio San Epifanio, Albert Illa, Jordi Freixanet… Y Pepe Collins, claro, que dos años después iba a fichar por el Obradoiro.
Las cámaras de la Televisión de Galicia fueron testigos de un partido que terminó con la victoria del Breogán (93-85) y en el que pasó de todo, dentro y fuera de la pista. La ACB se estrenó en Santiago con un duelo muy emocionante, resuelto en los minutos finales y que mantuvo en vilo a los cientos de lucenses desplazados a la capital gallega. Un duelo a muerte cuya acción clave se produjo nada más empezar el partido.
Minuto 3. Empate a 2 en el marcador. El españolista Mike Phillips recibe un golpe en la cara y cambia el partido por completo. Con el golpe se le ha roto una de sus lentillas y se le ha clavado en el ojo. Esto es algo que hoy en día puede parecer extraño, pero no lo era a mediados de los ochenta, cuando comenzaban a utilizarse las lentillas y su grosor era poco menos que el de una lupa. Sobra decir que el pobre Mike se vio obligado a abandonar el partido, una losa enormemente pesada para los intereses del equipo catalán. Jugar sin uno de sus americanos reducía las posibilidades de victoria de cualquier equipo ACB en aquella época. Y el Español no era una excepción.
Pero el lentillazo de Phillips no fue el único incidente que sucedió aquella noche en Santa Isabel. En el pabellón compostelano se encontraba también el presidente del Colegio Nacional de Árbitros, Ángel Sancha. Imagino que se encontraba allí para arropar a los dos colegiados del partido, el fallecido Juanjo Neyro y el tinerfeño Angel Recuenco. La cuestión es que entrada ya la segunda parte el público se empezó a encabronar con el arbitraje. Entendía que estaba perjudicando al Breogán y ocurrió lo esperado: se armó la marimorena.
«El ambiente era tenso», cuenta la crónica de El Correo Gallego. «Un sector del público se fue poniendo de pie y el abucheo que recibió el señor Sancha fue de campeonato. El juego obviamente seguía, se hacía muy difícil mantener la atención de lo que sucedía en la pista y en el palco. El caso es que de éste desaparecieron Ángel Sancha y el alcalde de Lugo, Vicente Quiroga». Imaginaos esta escena en un pabellón pequeño y con la gente muy cerca de la pista, como sucede en Santa Isabel.

El caso es que minutos más tarde el alcalde volvió al palco y fue muy aplaudido por la grada. El cronista aclaró después que la salida del regidor se había debido a su disconformidad con el arbitraje que estaba sufriendo el equipo lucense (que acabó con 33 faltas cometidas y solo 21 recibidas), por lo que las autoridades se negaron a compartir palco con el representante arbitral. También se supo que alguien había lanzado un bote al palco. Lo que quedó claro es que Sancha no volvió. El Mundo Deportivo fue más contundente: «Sancha tuvo que dejar el palco porque le dijeron de todo y le arrojaron de todo». Un escándalo.
En lo estrictamente deportivo, el Gin MG fue incapaz de sobreponerse a la baja de Mike Phillips y acabó cediendo por ocho puntos. Es cierto que dio mucha guerra, y que cerca del final se acercó al Breo (79-74). Pero el equipo lucense se apoyó en sus americanos -55 puntos y 19 rebotes entre ambos- y en la inspiración de Bosch (11 puntos, 3/3 en triples) para llevarse el partido. De nada valió el esfuerzo extra de Willie Jones (37 puntos) para tratar de suplir la baja de su compañero.
Hay un dato curioso que refleja lo distinto que era el basket español en los 80 respecto al actual. En este partido Pepe Collins jugó los 40 minutos. ¡No anotó y solo lanzó un tiro de campo! Es verdad que Pepe siempre fue un especialista defensivo. Pero cuesta imaginar que a día de hoy en la ACB pueda suceder algo parecido: que un jugador aguante los 40 minutos -ya se dan poquísimos casos- y que en ese tiempo no anote ni un punto.
La primera experiencia ACB en Santiago estuvo llena de intensidad y emoción. Quién se iba a imaginar que para repetir unas sensaciones similares habría que esperar 22 años. Pero ese fue el tiempo que tuvo que pasar para volver a ver un partido de la máxima categoría del basket español en Compostela. Obviamente este tiempo pudo ser mucho más corto si la FEB hubiese dado la razón al Obradoiro en 1994, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid falló a favor del club ya dirigido en aquel momento por Docobo y Mato. Pero esa es otra historia.
En cuanto al Breogán, aquella victoria en tierras compostelanas resultó estéril. Porque el segundo partido del playout -jugado en el pabellón de Riazor 16 días más tarde- terminó con victoria catalana, pese al desplazamiento masivo de seguidores lucenses hasta A Coruña. El Español también ganó los dos siguientes encuentros en Barcelona y el Breo acabó perdiendo la categoría un 5 de abril de 1987.
(Artículo original publicado en junio de 2016)
Deja una respuesta